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sábado, 7 de abril de 2012


Sinónimos

By Pseudomona

Transparente, diáfano, límpido, cristalino, claro…que más, que más, pensá…pensá, repetía bajito mientras anotaba en su pequeña libreta todas las palabras que repetía. Le gustaba encontrar equivalencias, no tanto porque era muy inteligente sino que se pasaba horas y horas con el diccionario de sinónimos y antónimos. Y cómo hoy tenía que viajar hasta Nueva Pompeya se había tomado el colectivo 15, que a ésta hora por suerte no estaba atestado. Alzó la vista para continuar buscando la siguiente palabra y pronto se dio cuenta que las barandas de los asientos, los bordes de las pequeñas escaleras y hasta el techo del colectivo eran amarillos, sólo pudo notarlo ahora que había subido un pasajero que no sólo tenía el pulóver amarillo sino también unas zapatillas negras con vivos de colores amarillos, lo cual se regalaba casi de la nada un color: amarillo, en seguida puso el curioso mecanismo de su pensamiento en acción, amarillo, dorado, áureo, rubio, ámbar…vamos, pensá, pensá, que más…que más y una enorme intranquilidad de no poder recordar todas aquellas letras que sugería el diccionario se apoderaba de el.
Era increíble que aquel pasatiempo casi lo consumía por completo, no podía librarse de el ni siquiera hoy, que al ser un día feriado en el que por lo general la gente descansa y sale a pasear, el podía dejar de continuar su enfermiza rutina.
-          Permiso…
Le dijo una voz sonriente mientras también lo empujaba un poco, era que el había ocupado el asiento del pasillo, dejando libre el de la ventanilla.
El se hizo a un lado de forma mecánica cuando para colmo de males pudo notar que la chica que recién le había hablado tenía una bufanda completamente amarilla, ay Dios, que más, que más, se repetía bajito. La chica se sentó a su lado y cuando escuchó amarillo, que más, que más, lo miró con un gesto travieso que en verdad lo dejó muy descolocado mientras cerraba bruscamente su pequeña libretita un poco avergonzado.
-          Lucía, soy.
-          Julian, si, no es nada, sólo juego…
-          A ver, mostrame.
-          No, no es nada.
-          A mí también me gusta jugar, mirá.
Y se puso de cara al sol que le daba por completo mientras ella trataba de mantener los ojos abiertos dándole pelea.
-          ¿Ves? Yo también tengo un pasatiempo.
-          Ah, el sol…
-          Sí, aunque siempre salgo perdiendo…vos…
-          Yo…no es…yo sólo busco los sinónimos, ya sabes…
-          No, no sé, ¿por qué?
-          Porque no sé, porque…sí.
-          Viajo en este colectivo todos los días, nunca te vi…
-          Oh, voy de visita…
-          Ya veo, seguro por el feriado.
-          Si, eso creo…
Era la primera vez en mucho tiempo que había dejado de buscar los sinónimos durante la conversación y podía hablar totalmente tranquilo. Ella lo tenía tan distraído con las muecas de sus labios mientras le hablaba que pronto conversaban de forma tan familiar como si se hubieran conocido hacía mucho tiempo atrás.

El colectivo siguió de largo hasta Lanús Este, el no sólo se olvidó de la libretita sino hasta de porque tenía que ir a Nueva Pompeya.