Rutina
By Pseudomona
Apenas
pongo un pie fuera de la cama con los ojos medio despiertos todavía, pienso que
el día va a mejorar después de un tazón de café con leche y unas medialunas.
¡Vamos, arriba!
Rápidamente me pongo lo primero que encuentro, una colita en el
pelo y con un largo bostezo llego a la esquina de todos mis días, donde todos saben lo que voy a ordenar y hasta la mesa que voy a ocupar: Café Martínez.
Mientras aún estoy con mi amigo Morfeo, me doy de golpe con un letrero que dice: “Cerrado
por falta de agua, disculpe las molestias”.
¡Qué problema! Hoy no habrá desayuno,
o sí, si decido ir a otro lugar, bueno que así sea, cualquier cosa por no
volver a casa y hacer mi propio café.
Vamos,
probemos el que está en la otra esquina, unos cien metros más y entro. ¡Qué
concurrido! A buscar una mesita alejada, sin ruido.
-
Buen
día, señora.
-
(Uy,
me dijo señora) ¡Hola! Un tazón de campo y…
-
Tazón
no tenemos.
-
Bueno,
un café con leche y…
-
Ok,
café con leche ¿Mitad y mitad?
-
¿Cómo?
-
Mitad
y mitad.
-
No
sé, como sale el café con leche…
-
Normal,
entonces
-
Si,
normal…
-
¿Algo
más?
-
Tres
medialunas
-
Sí, tres. ¿De qué?
-
¿Cómo
de qué? Medialunas…
-
¿De
manteca o de grasa?
-
¡Ah! De manteca...
-
¿Algo más Señora?
-
(Ahí vamos otra vez) Agua por favor…
-
¿Con gas o sin gas?
-
Sin gas por supuesto, agua…normal, muchas gracias.
- Ok agua, hoy tenemos una oferta, Ud. sabe, pancitos con queso,
seguro le gustan…
-
No, en el desayuno, no, muchas gracias…
Y me pongo a leer el diario.
-
Son muy ricos, ¿Sabe? Debería probarlos.
Y me mira, con su carita
inquisidora…
-
Bueno, con pancitos de queso.
-
¿Cuántos?
-
¿Cómo cuántos?
-
Pueden ser seis o quizás doce. ¿No sabe Ud, acaso?
-
¡Oh! Entonces seis pancitos, gracias.
-
Ok, ahí vuelvo, Señora.
Espero que mañana vuelva el agua
al café de todos mis días, sino no sabré que hacer, o sí, hacer mi propio café
con leche.