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martes, 18 de marzo de 2014

Otero


Voy caminando e imagino el papelito bien doblado en el bolsillo más pequeño de mi cartera. Ya hace 2 semanas que Don Roberto, el portero de mi edificio se me acercó sigiloso mirando para diestra y siniestra mientras que con el mayor cuidado del mundo me alcanzó una caja de cigarrillos vacía con un pequeño mensajito.

- Nena, mirá, acá está la dirección, deciles que vas de parte de mi mamá, ella y Otero son grandes amigos, me dijo sonriente y alejose rápido tirando del cordel de “la Chicha” le dulce perrita que le hacía compañía.

Desde aquel día, que sería más o menos la primera semana de diciembre, he seguido atenta las noticias y aunque nadie se lo esperaba, al menos no tan rápido, el “dólar Blue” cotiza cada día más en el mercado negro, cada día alcanza unos puntitos más para arriba, y yo haciendo el ejercicio de calcular cuántos dólares estoy perdiendo de no cambiar de una vez por todas el valor de todos mis ahorros, pero les puedo asegurar que se necesita una gran dosis de valor para decidirse marchar y dejarlo todo.

Hoy, que ya la navidad está tan cerca, también el “mercado Blue” festeja, y de un día al otro la cotización a pegado un tirón que me hace pedir un “motivo personal” inesperado en el trabajo, porque la situación de pronto se ha agravado y no me queda más remedio que continuar como en los últimos días lo venía dubitando.

Busco en mi cartera el papelito, que de tanto manosearlo ya lo tengo todo arrugado, aunque aún puedo leer muy claro: Otero “Antigüedades y Joyas” con la dirección y teléfono exactos, sólo a unas cuadras de casa, en el corazón de Recoleta. El local está ubicado a lado de un quiosco de diarios, luce un ventanal muy adornado con perlas y broches dorados. Hasta allá he llegado, pero para mi mala suerte muy temprano, porque encuentro sólo un letrero: atención desde las 10 a las 17 horas.

Enhorabuena no lejos de allí está ubicado un café Martínez. ¡Qué suerte! Pedir un café con leche, medialunas de manteca y leer de nuevo el diario que anuncia de nuevo lo mucho que va subiendo el dólar en el mercado paralelo. La Nación hace un tiempo ya que viene publicando: Dólar oficial 5,49 centavos, Dólar Blue 9,90 centavos.Mientras me voy tomando el pequeño jugo de soda que siempre viene de regalo me parece una buena idea primero llamar por teléfono y de alguna manera tantear el terreno.

-          ¡Hola, buen día!
-          ¡Hola! Antigüedades y Joyas.
-          Estee…llamo de parte de la mamá de don Roberto, el encargado del edificio de las Heras…quería averiguar si tienen Euros a la venta…¿Otero, cierto?
-          Mmm si, Roberto algo ya me ha comentado. Le puedo ofrecer euros, dólares, lo que Usted quiera.
-          Euros…pero, a cuánto está vendiendo Ud. señor Otero.
-          Mirá, eso está un poco difícil, el euro viene pegado al dólar y ahorita recién me estaban diciendo que de pronto ha subido mucho el cambio…mejor será que venga personalmente y arreglamos.
-          Pero voy a necesitar una buena cantidad y en billetes grandes señor Otero.
-          Por la cantidad no se preocupe, eso sí, aquí de todos los tamaños, de los de 500 son muy pocos los que quedan, por eso de los controles en la Aduana…pero venga y luego hablamos…
-          Ok, hasta dentro de un rato...


(Continuará…)


lunes, 10 de marzo de 2014

De nuevo Abril


Aquel, fue un día tapado de nubes
Y a eso de las once comenzó suavito a llover
Nuestros pasos resonaban todavía juntos en aquel domingo desierto
Yo intentaba tomarte del brazo, lo recuerdo
Vos te adelantabas diciendo: ¡Vamos! Que llueve

Me parece ahora sentir el olor alimonado de tus cabellos
Temprano recuerdo de Abril que aún no me parece lejano
Te veo de nuevo sosteniendo el paraguas rumbo a la parada del colectivo
¿Quién iba a saber que sería nuestro último paseo juntos?
Nadie, bueno seguro no lo sabía yo

Hoy, las diminutas gotas de agua entran de nuevo en mi alma
Igual que en aquel momento que yo esperaba dirías algo, aún no sé qué
Pero ahora como entonces, vos simplemente desvías mi mirada
Sonríes incómodo y dices: Ya viene el Bus
No te olvides de bajar en la Estación del Sur…



miércoles, 5 de marzo de 2014

Karlsruhe

La primera vez que oí el nombre de ésta ciudad, no pude evitar buscar de inmediato el significado: “El descanso de Carlos” vendría a ser la traducción al español, pero para el que conoce un poco o vive acá, no puede ser en estos momentos sino la antítesis de lo que originalmente se quiso significar, pues en tres palabras: aquí nadie descansa, ni siquiera puede uno caminar en paz, porque con la excusa de la construcción del Subte, hordas de obreros han roto simultáneamente casi la totalidad de las calles del centro. A duras vistas la ciudad parece un gran animal muerto al que le sangran de barro las entrañas, le retuercen sus tripas de metal y a vómitos expulsa un material negruzco…

Yo no sé porqué, pero hoy especialmente todo me parece más caótico que de costumbre, será quizás porque los ciclistas se apoderan también de la senda peatonal en la ciudad donde reina el caos o quizás porque yo todavía no tengo una bicicleta; pero puede ser también, porqué no, toda esa gente bulliciosa que trajina frenética con enormes bolsas llenas de ropa y zapatos y tropieza una y otra vez conmigo a mitad de la calle por ganarle unos segundos al paso de la S-Bahn que hace aún, no sé cómo, un sinuoso pero cumplido recorrido. No es que me moleste que la gente compre tanto, que no le quede más espacio en las manos de lo mucho que puede cargar, sino que el repetido cuadro no me deja olvidar las remeras de 2 euros o pantalones de a 10 que la empleadas de los talleres masivos de costura, allá al otro lado del mundo se esfuerzan por fabricar y así al final del mes recibir los cerca de 19 dólares americanos con los cuales podrán dizque alimentar a sus familias. Todas ésas ideas de pronto me vienen a la cabeza, pero no es que antes no lo haya pensado, es sólo que ahora todo es más claro.

Quizás sea la falta de alimento al fin de la jornada lo que me hace mirar al alrededor de la Marktplatz y toparme de lleno con los olorosos Imbis de comida rápida o los ruidosos Woks o porqué no, los excesivamente decorados restaurantes Thai…o esto o lo otro, pero ninguno que tenga un mantel blanco, música jazz, una carta como la gente o una buena bodega de vino, lo cual es terrible, especialmente cuando la que escribe no entiende ni la A de lo que significa hacerse uno mismo la comida.

Por suerte para mí, recién me doy cuentas que miles de hormigas caminan en mi garganta y microscópicos gérmenes se pasean a sus anchas tapándome las fosas nasales, haciendo que a la par me lagrimeen los ojos y que también a éstas alturas ya me haya subido unos centígrados la temperatura. Sí, afortunamente es sólo eso, tengo fiebre, estoy enferma, Karlsruhe no puede ser tan malo después de todo.