En la Cafetería el Turista
Son casi las nueve de la mañana en la ciudad de Palma, por la puerta
entreabierta de una de las cafeterías del Carrer de Sant Miquel, una señora asoma
tímidamente la cabeza, al verla indecisa, la dependienta amablemente se le acerca:
-Buenos días señora, ¡adelante!
-Buenos días señorita..., es que no sé si debo...
-¡Cómo que no! ¿No le apetece un rico café para comenzar el día?
-Pues..., ¡no sé!
-Vamos, ¡entre! Mire tome asiento aquí, es el lugar más lindo cerca de
la ventana.
-Gracias..., es que no sé..., no sé qué es lo que quiero...
-Pues en la mañana, a mí siempre me viene bien un cortadito.
-Un cortadito..., ¿le parece?
-¡Pues claro hombre!
-No sé..., no creo..., ¿qué otra cosa podría ser?
-Pues..., un latte macchiato es muy pedido entre los turistas...
-Bueno sí..., yo soy turista, entonces... un latte macchiato.
-¿Y qué le ofrezco para acompañar?
-Es que no sé..., ¿qué podría ser?
-Pues tenemos una variedad de bagels, croissants, ensaimadas....
-¿Y... los turistas...? ¿Qué es lo que piden los turistas?
-Pues depende..., a los alemanes por ejemplo les gustan muchos los
Brötchen rellenos..., a los franceses las croissants, a los...
-¿Y los españoles?..., sí..., ¿ellos qué piden?
-Bueno, los españoles no vienen mucho a éste Café..., pero los que sí, piden
tostadas con aceite de oliva y tomate...
-Bueno, yo soy española...
-Entonces... ¿le traígo las tostadas?
-Es que no sé..., creo que mejor esperaré a que llegue mi marido..., él
es quien siempre toma las decisiones, ¿sabe?