ICE 616, Wagen 29,
Platz 32
By Pseudomona
Las nubes
bajan y se posan en las copas de los árboles, parecen algodones de azúcar que endulzan
las hojas más tiernas, aquellas que alargan sus cuerpecitos en su mejor esfuerzo
por acercarse al sol.
Súbitamente
un túnel, la obscuridad, la nada sólo el paso veloz del tren hacia el norte y
casi en cuestión de segundos el sol pega fuerte por la ventana, arrancándote un
pequeño estallido de alegría porque a la izquierda yace un pueblo de casitas
blancas con techos de color naranja tostado sobre los cuales pareciera que
alguien estuviera fumando.
De nuevo el
fausto pasa a la obscuridad y después al verde pino de los árboles que a su vez
son bosques de colores gastados, casi rojizos; algunos cambiantes destilando ríos
de miel que seguro termina en el sur, donde quedaron aquellos ojos en medio del
verano, que ya se ha ido y quizás por eso ahora ellos ya no te quieren mirar.
Quisieras
sacar tu cámara para retratar instantáneas en milésimas de segundos pero no hay
tiempo, el tren va tan rápido que es inútil intentar seguirle el paso.