Lunes de mañana
By Pseudomona
Cuando el
otoño llega al señor Don Viento le gusta jugar conmigo y no me hace caso
cuando le digo que hoy no puedo, que es día lunes, que tengo zapatos de tacón
alto y el pelo suelto, que llevo prisa porque voy camino a entregar la tesis de
fin de curso del Grupo Imagen; pero el no entiende, porfiado quiere jalarme de
la falda, mientras yo me defiendo se las toma con mi cabello, de inmediato me
despeina y me deja cual si fuera Medusa. Y justo en ése momento todas las hojas
que llevo foliadas se escapan de mis manos formando un alegre remolino en plena
esquina de Callao y Las Heras. Un amable señor corretea conmigo a ésas pequeñas
traviesas y entre los dos podemos devolverlas al fin, una a una a la carpeta.
Lejos de
enojarme me mato de risa, ya sé que voy tarde, que tengo el pelo erizado y
salvaje, que mi falda de pronto envejeció y le salieron
arrugas, ni les digo los zapatos, de tener una buena imagen ya no queda nada,
pero siento el corazón alegre y satisfecho gracias a mi amigo el viento.