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martes, 20 de marzo de 2012


Curso de cocina

By Pseudomona

Anoche tuve mi primera aproximación con esa misteriosa dama llamada hornilla, si digo que me fue bien sería faltarle a la verdad porque la experiencia fue terrible. Grupo de siete estudiantes entusiastas, cuatro chicas y tres varones todos buscando dotarse de las herramientas necesarias para no morir intoxicados con nuestras propias preparaciones. Primera clase: comida mediterránea, música de Luciano Pavarotti y a comenzar por algo simple dijo nuestro maestro y enseguida nos puso a preparar una pasta al dente con fideos italianos comprados previamente. ¿Cual puede ser el misterio de pasar por agua hervida, un poco de sal y aceite de oliva un puñado de tallarines blancos? No me lo pregunten porque desconozco la respuesta, sencillamente puede que sea una distracción total de mi parte o darle demasiada pelea a la cacerola, cual de los dos motivos no lo sé francamente, lo cierto es que se tostaron en sólo unos minutos los cien gramos de pasta fruto de mi experimento en aquel gran laboratorio llamado cocina. ¿Será talvez porque yo estaba locuaz con una compañera en el otro extremo de la estufa? Y para el colmo tener que probar e intentar comer de aquella masa amorfa que se decía ser una fina pasta importada preparada con supervisión en una clase de cocina que encima tenía un profesor, el pobre Chef quedó sorprendido al constatar mi evidente falta de habilidad que conozco de toda mi vida y creí que en una sola clase iba a cambiar. Tanto es así que aprender a cocinar me parece como entrar a un mundo muy distante y con tantas posibilidades de fallar.
No obstante, nadie en la clase pudo negar que el vino tinto que elegí maridara muy bien con aquella pasta uniforme carente de sabor pero rica en grasa. No se lo digan a mi profesor, pero les cuento que terminé yo sola al lado de aquella enorme ventana en el segundo piso del magnífico Rond Point degustando un delicioso bife al horno con patatas rústicas y salsa de mostaza remojada en repollo. Riquísimo, obviamente preparado por el muy sagaz cocinero de aquel lugar.

El miércoles prepararemos según el programa un risotto a la crema de champiñones y queso, yo ya me sé la receta de memoria lo que de ninguna manera garantiza nada, ni siquiera que pueda entenderla menos aún hacerla.