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domingo, 27 de mayo de 2012


Lo demás es puro cuento

By Pseudomona

La puerta enorme luce majestuosa y se abre suavemente mostrándome un camino alfombrado de color púrpura, cuando estoy ingresando puedo reconocer It Had To Be You en la voz de Billie Holiday que tiñe de un tono más novelesco aún mi llegada.
Un pensamiento de no saber si estoy bien vestida me hace temblar un poco las piernas, sostengo muy fuerte mi cartera pequeña y como siempre que me pongo nerviosa levanto bien alto la cabeza.

-          Madame, la estábamos esperando. Por acá por favor. Me saluda el maître indicando sutilmente con su mano una senda invisible hacia la derecha.
-          Buenas noches, sonrío. Gracias.

Mientras vamos caminando observo que las mesas están ubicadas lejos unas de otras y aunque tienen un porte moderno se les nota un dejo romántico, los manteles son tan largos que besan un poco el suelo, las copas exquisitas. Casi no hay luces, sólo minúsculas velas por doquier que emanan un aroma a algo así como manzana y canela o quizás también vainilla, al fondo se observa una chimenea que arde encendida detrás de un gran escaparate de vidrio y de tanto en tanto las llamas se asoman fogosas.

Pero sin duda quien debió escaparse de una película en blanco y negro es aquel que está impaciente en la última mesa, que al verme se pone de pie y acomoda rápidamente su corbata mientras me extiende los brazos y me mira extasiado sin poder pronunciar ni una palabra, aunque yo esta noche ni siquiera lleve un vestido ajustado.