La luna no tiene quien
le ladre
By Pseudomona
Hace tanto
frío que todos le dieron excusas para no quedarse, se han alejado hasta las
estrellas, incluso las más pequeñas y sólo ella sabe lo que es estar desierta,
multiplicando su destierro por la extensión de las alturas.
Pobre de la
luna hecha mujer, que hace varios días está triste y quisiera distraer su desconsuelo
pero allá arriba no pasa nadie, ni siquiera el ramito de nubes que en otra
época le hacía jugarretas hoy puede acompañarle. Igual debe mantenerse decidida, maquillarse la cara y salir más allá como si no pasara nada, pues es estricta la
noche esposa del día que no le perdonaría si llegara un minuto tarde.
Nada tiene
explicación pero ésta vez ella tiene suerte, un hombre joven de pelo tan largo
que cabe en una cola de caballo busca en ella su inspiración, toma su guitarra
y comienza a cantarle. A ella que está vieja y todavía es soltera.