Translate

miércoles, 2 de octubre de 2019


Intenciones

Era invierno cuando mi hermana y yo estuvimos en Madrid. A pesar de que vestíamos nuestros abrigos más gruesos, aún podíamos sentir el intenso frío de ésa mañana. Paseábamos por lo jardines del Palacio del Rey, cerca de la puerta principal, caminaba lentamente de un lado al otro, una anciana vestida con ropas raídas, casi transparentes, iba descalza, a pesar de las mínimas temperaturas; la gente, que era escasa, no era precisamente abundante en solidaridad. Mi hermana y yo decidimos antes que darle algunas monedas, caminar unas siete o diez cuadras de ida y vuelta, hasta la próxima tienda de zapatos, elegimos unos muy mullidos, que tenían por dentro una especie de forro de corderito. Muy contentas fuímos a entregárselos, ella nos recibió bien agradecida, nosotras insistimos en que se los probase y ella hasta nos complació. Entonces la dejamos muy satisfechas, creyendo que con sólo ése acto, nosotras éramos mejores personas y ya el mundo era un lugar mejor. Dimos un par de vueltas más por los jardines y cuando ya nos íbamos, nos cruzamos de nuevo con aquella señora, que no nos reconoció, nos volvió a pedir unas monedas y aún continuaba descalza.