Silencio
By Pseudomona
Cabellos
blancos ojitos de espejo, su piel arrugada delata rápidamente todas las
injurias que pudimos hacerle para administrarle los medicamentos,
vinosos largos hematomas se extienden por sus brazos. El no se queja, soporta
en silencio. Cada vez que debo examinarlo me muestra una tierna sonrisa de dos
únicos dientes.
Llegar a
viejo no se elige.
Enfermarse,
dejar la rutina tener que internarse, que le saquen sangre y le pongan suero.
Dulce viejecita
compañera de vida, ya nunca se alegra, parece saberlo, que el está muy grave
pero aún pregunta, si volverá a casa a tomar el té en la terraza a pasear el
perro, o quizás llevarle flores lunes de mañana. Ansiosa espera por mi
respuesta, yo no digo nada me quedo callada.
Porque puede que el sea libre, que su espíritu vuele, pese a todo esfuerzo.