Desierto
El viento azotaba ferozmente la
arena, ésta giraba por lo aires formando remolinos e insistía en meterse en mis ojos, nariz y boca, haciendo casi imposible respirar y mucho menos avanzar.
Una voz autoritaria ordenaba enérgica en un idioma extranjero, que yo perfectamente entendía,
a seguir adelante, manteniendo la fila. Eran los camellos los que no obedecían,
se movían inquietos balanceando sus abultadas cargas, ofreciendo resistencia, negándose a avanzar cuesta arriba
sobre la arena, que a cada paso se empecinaba con dejar parte de sus delgadas patas
enterradas en ella. A través de la raída tela que envolvía mi cara, miré
para atrás. La gran caravana se perdía serpenteante en la distancia. No sé bien cuántos
éramos, pero no éramos pocos. Al parecer éramos todos hombres, vestíamos,
a pesar del frío, una larga túnica y rebozo. Íbamos a pie, yo tenía los pies descalzos,
pero ya no me dolían. Me dolían sí los brazos y quemaban las palmas de las manos, aferrándose, negándose a soltar aquella soga. No
obstante yo jalaba desesperadamente del bozal que me ataba al camello, éste
movía la cabeza de un lado al otro emitiendo sonidos roncos e insistía en tomar
el sentido contrario cuesta abajo.
Un pitido monótono fue haciéndose
cada vez más fuerte hasta que conseguí abrir los ojos. Los sentí terriblemente
secos al igual que mi garganta. Manoteé tanteando sobre la mesa de luz y conseguí apagar el
despertador. Por la ventana de mi habitación comenzaban a colarse las primeras
luces de la madrugada. Me incorporé pensativa en la cama y mientras me ponía la
bata, no pude evitar que un sentimiento inquietante se agitara en mi cuerpo. Debajo
de la ducha seguí reviviendo aquel extraño suceso. Cuando al fin me pareció que
me había despertado del todo y concluí que aquello sólo había sido un sueño,
apagué la ducha y me dispuse a tomar la toalla. En ése momento pude notar que a
pesar de haber dejado correr el agua, cerca del desagüe, había quedado aún una
pequeñísima pero palpable porción de fina, blanquecina y misteriosa arena.