Si
usted tuviera hijos, lo entendería
Rahel vestida con su uniforme azul marino, la credencial balanceándose al cuello, salió apresuradamente
de la oficina del jefe. En lugar de tomar las escaleras rumbo al subsuelo, donde
debería continuar su trabajo en el archivo, siguió de largo por el pasillo hasta
alcanzar el ascensor. Bajó de él en el cuarto piso y fue de inmediato a la sala
de audiovisuales, encontrándola completamente vacía. Buscó también en la sala
de música, que estaba concurrida con un trajín inusual, pero lo que buscaba, tampoco
se encontraba ahí. Luego caminó en dirección de la sala de estar, donde algunas
personas yacían despreocupadamente sentadas en torno a la mesa y parloteaban
con camaradería. Se acercó decidida a una de ellas, que en ése momento
estaba distraída hablando con la vecina, mientras le mostraba fotos en un
celular. Sin ningún tipo de anticipación, se abalanzó sobre ella, agarrándola violentamente
de los cabellos a la altura de la nuca y con una fuerza tal, le estampó la cabeza
contra la mesa. La mesa crujió, las conversaciones cesaron. Y antes de que la
otra pudiera quejarse siquiera del dolor terrible que le desgarraba la cara o reparar
apenas en el líquido viscoso y caliente corríendole por la nariz. Rahel gritó
completamente fuera de sí: ¡Ahora... ahora es cuando recién te puedes ir a
quejar... ladilla! Luego se acomodó el flequillo que le había caído sobre
la cara, rectificó la credencial que se había ladeado, dió la vuelta y salió
dando un portazo.
La noticia del incidente se vendió
como pan caliente en la biblioteca. La versión original fue modificada de
maneras diferentes, siempre con exageraciones, como si la verdad no fuera
suficiente. No obstante, sobre lo que más se especuló, fue el motivo que había
conducido a aquello, las malas lenguas no tuvieron reparo en decir que la cosa
parecía involucrar a un tercero.
Literatura clásica: Bien merecido
se lo tenía fulanita, en mi opinión...
Germanística:
¿Cómo puedes decir semejante cosa? Algo así es intolerable, no se puede aceptar
ése tipo de violencia...
Comics and more: Hablas de aceptar,
sí, y qué dices de nosotros, que aceptamos tanto de fulanita... yo creo
que lo hizo Rahel, está mal, sí, pero de alguna manera tiene una justificación.
Germanística: ¿Es que no comprenden
que fulanita es madre soltera? ¡Por Dios!
Comics and more: Por si no te has
enterado, existen niñeras querida...
Germanística: Yo soy una convencida
de que hay otras formas para resolver los problemas además de...
Literatura clásica: ¡Pero qué
dices! Con fulanita no se puede, yo estuve allí el viernes, cuando Rahel intentó
razonar con ella. ¿Pero qué hizo la otra? Mira que ir con el jefe y decirle que
fue agredida verbalmente, definitivamente fue un acto de mala fé...
Comics and more: Éste es un trabajo
como cualquier otro, no puedes esconderte en el hecho de ser madre soltera,
creo yo...
Literatura clásica: ¡Exacto! Nos
tuvimos que hacer cargo, sin chistar, de sus turnos de fin de semana, pero de
ahí, a que tengas que suspender tu vacación..., yo le doy a Rahel todo mi apoyo.
Germanística: Ustedes opinan así porque
son hombres, si fueran madres, ya los vería yo, pasándose al otro bando.
Literatura clásica: Igual, yo creo
que parte de la culpa también la tiene el jefe. Según lo que la secretaria
contó, le dijo a Rahel, precisamente a ella, que por supuesto fulanita tenía
preferencia. Y aquí debo citarlo textualmente, le dijo: Si usted tuviera hijos,
lo entendería.