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sábado, 22 de mayo de 2021

 

Si usted tuviera hijos, lo entendería

Rahel vestida con su uniforme azul marino, la credencial balanceándose al cuello, salió apresuradamente de la oficina del jefe. En lugar de tomar las escaleras rumbo al subsuelo, donde debería continuar su trabajo en el archivo, siguió de largo por el pasillo hasta alcanzar el ascensor. Bajó de él en el cuarto piso y fue de inmediato a la sala de audiovisuales, encontrándola completamente vacía. Buscó también en la sala de música, que estaba concurrida con un trajín inusual, pero lo que buscaba, tampoco se encontraba ahí. Luego caminó en dirección de la sala de estar, donde algunas personas yacían despreocupadamente sentadas en torno a la mesa y parloteaban con camaradería. Se acercó decidida a una de ellas, que en ése momento estaba distraída hablando con la vecina, mientras le mostraba fotos en un celular. Sin ningún tipo de anticipación, se abalanzó sobre ella, agarrándola violentamente de los cabellos a la altura de la nuca y con una fuerza tal, le estampó la cabeza contra la mesa. La mesa crujió, las conversaciones cesaron. Y antes de que la otra pudiera quejarse siquiera del dolor terrible que le desgarraba la cara o reparar apenas en el líquido viscoso y caliente corríendole por la nariz. Rahel gritó completamente fuera de sí: ¡Ahora... ahora es cuando recién te puedes ir a quejar... ladilla! Luego se acomodó el flequillo que le había caído sobre la cara, rectificó la credencial que se había ladeado, dió la vuelta y salió dando un portazo.

La noticia del incidente se vendió como pan caliente en la biblioteca. La versión original fue modificada de maneras diferentes, siempre con exageraciones, como si la verdad no fuera suficiente. No obstante, sobre lo que más se especuló, fue el motivo que había conducido a aquello, las malas lenguas no tuvieron reparo en decir que la cosa parecía involucrar a un tercero.

Literatura clásica: Bien merecido se lo tenía fulanita, en mi opinión...

Germanística: ¿Cómo puedes decir semejante cosa? Algo así es intolerable, no se puede aceptar ése tipo de violencia...

Comics and more: Hablas de aceptar, sí, y qué dices de nosotros, que aceptamos tanto de fulanita... yo creo que lo hizo Rahel, está mal, sí, pero de alguna manera tiene una justificación.

Germanística: ¿Es que no comprenden que fulanita es madre soltera? ¡Por Dios!

Comics and more: Por si no te has enterado, existen niñeras querida...

Germanística: Yo soy una convencida de que hay otras formas para resolver los problemas además de...

Literatura clásica: ¡Pero qué dices! Con fulanita no se puede, yo estuve allí el viernes, cuando Rahel intentó razonar con ella. ¿Pero qué hizo la otra? Mira que ir con el jefe y decirle que fue agredida verbalmente, definitivamente fue un acto de mala fé...

Comics and more: Éste es un trabajo como cualquier otro, no puedes esconderte en el hecho de ser madre soltera, creo yo...

Literatura clásica: ¡Exacto! Nos tuvimos que hacer cargo, sin chistar, de sus turnos de fin de semana, pero de ahí, a que tengas que suspender tu vacación..., yo le doy a Rahel todo mi apoyo.

Germanística: Ustedes opinan así porque son hombres, si fueran madres, ya los vería yo, pasándose al otro bando.

Literatura clásica: Igual, yo creo que parte de la culpa también la tiene el jefe. Según lo que la secretaria contó, le dijo a Rahel, precisamente a ella, que por supuesto fulanita tenía preferencia. Y aquí debo citarlo textualmente, le dijo: Si usted tuviera hijos, lo entendería.