Zona Sur
Quiere? Doctora? Me dice Sergio, acomodando la bombilla al alcanzarme
el mate. Yo, que aunque no nací en la Argentina y al principio el mate no me
terminaba de gustar, a estas alturas no puedo vivir sin él. Y lo agarro con mil
manos, es mi adicción, el mate y mejor si es con biscochitos de grasa. Despacio,
Doctora, despacio, mire que después se le mancha el ambo, dice mi compañero de ambulancia.
Avellaneda. Siete y media de la mañana, nuestra guardia está
comenzando en un día soleado y ya desde temprano se hacen notar los efectos del
clima de verano. Recién habíamos terminado de revisar el móvil, Sergio aparte
de ser chofer, enfermero, hace las veces también de mecánico y revisa a la
Ducato con el cuidado de un cirujano, porque no vaya a ser que nos deje mal
parados cuando estemos cubriendo un código rojo. Después de todo somos una
Unidad de Terapia Intensiva ambulante como dice él orgulloso mientras la
limpia, dejándola blanca y reluciente. Yo, por mi parte también tengo una tarea
pero un tanto aburrida, la de revisar cuánto de oxígeno queda en los tubos, si anda
el laringoscopio, que el respirador funcione, comprobar que anda el
electrocardiógrafo para lo cual le hago correr una larga tira, que al botiquín
no falte nada…
Y ya estamos los dos acomodados, mate va mate viene, me voy
poniendo el cinturón de seguridad, pues vamos primero a la estación de servicio
a cargarnos de combustible y de ahí quien sabe, peinaremos las próximas
veinticuatro horas, calle arriba y calle abajo las destartaladas arterias de la
zona que ningún médico recibido en éste país se dignaría siquiera a mirar.
-
Los Abuelos, le parece doctora?
-
Dale. Uyyy cómo me gustan los Abuelos!
Y Miguel Abuelo nos canta…lunes por la madrugada…la la la la
y ha olvidar que el día anterior asaltaron a la unidad de la misma empresa que
había entrado en pleno día en el Dock Sud y que no sólo la habían vaciado sino que
terminaron disparándole a nuestros colegas, que bien podíamos haber sido
nosotros, si ha olvidar; sino no se puede trabajar, vivir, respirar…y los
Abuelos tienen razón: ...más allá de toda pena, la vida es buena la la la
- Doctora, no saque tanto el brazo por la
ventana, que le está quedando todo negro, como el de un camionero…