El viaje
Un viaje siempre libera, aunque se trate de un trayecto
corto, como el de Karlsruhe-Frankfurt, especialmente si es en un tren de larga
distancia, cuyo destino final será cualquier ciudad grande del Norte. Con un poco de imaginación, cuando se escucha: Señoras y señores, bienvenidos al
ICE con destino a Hamburg-Altona, uno puede enseguida hacerse a la idea de quedarse
en su asiento y pasar Frankfurt de largo. ¡Oh Hamburg! Llegar al comienzo de la
tarde, tomar una linda habitación con balcón y vista al río, en cualquier hotel
del puerto, después salir a comprarse un vestido de seda, con escote en la
espalda y de un color fascinante, que aparte por la temporada, estará rebajado y
por la noche, después de una copa de Riesling, o dos, asistir a un concierto en
primera fila, en la Filarmónica del Elba.
Cuando se sueña, los minutos vuelan y ya se está llegando a destino,
y definitivamente no está permitido continuar el viaje, así que a bajar a la
tierra.
El tren sigue de largo, allá van Hamburg, la vista al puerto,
el vestido, el escote, el concierto...