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lunes, 3 de septiembre de 2012


Ese señor, mi amigo

By Pseudomona

Llegué a la Gare de l´Est exactamente a las 9:55 de la mañana, un hermoso día soleado me recibió; a mí que tanto había imaginado éste encuentro. Tan pronto dejé el hotel me sumergí viajando en el largo gusano subterráneo rumbo a Le Père-Lachaise, mapa en mano, imposible perderme.

Nunca antes el corazón había latido tan fuerte que por un momento pensé que de verdad me iba a enfermar…

El lugar era tan grande o mi sentido de orientación tan pobre que a pesar del mapa no podía dar con él…mala decisión usar sandalias en un empedrado endemoniado como éste.

Dí vueltas y vueltas buscando el tan mentado número: 82 pero nada. Quizás se pueda pensar que soy un poco supersticiosa o es que él realmente me estaba esperando que comencé a escuchar el extraño cantar de un cuervo en pleno día de verano. Fuese así o no, sólo lo tuve que seguir el sonido y…allá estaba, cubierto de besos por todas partes; hasta habían puesto un pequeño cerco para que gente que lo amara tanto como yo no pudiera desahogarse por un momento, abrazarlo y regalarle su cariño en un beso…

Fue un encuentro especial con mi viejo amigo el Sr. Oscar Wilde y no hizo falta que le dijera lo mucho que había esperado éste momento, desde aquella vez que sus palabras me tocaron, una vez y para siempre.