Rosseta –
Primera parte
Estoy parada frente a la parada del Bus número 4 rumbo al Schloß Ettersburg. Maleta en mano me felicito a mí misma por haber llegado, no obstante muchas horas de viaje y trasbordos, por haber hecho una admirable distancia, partiendo en la madrugada desde Düsseldorf hasta Weimar y todo el trayecto completamente en un trencito regional, lo cual significa: con el Deutschland-Ticket en mano, no tuve que pagar un sólo centavo y hasta conseguí dormir en el trayecto. ¡Bien hecho! Me digo y el hecho de haber acabado de tomar un café de filtro intenso, que ofrecían en la estación al llegar, no hizo más que aumentar mi sensación de bienestar.
El cálido, inesperado y agradable sol del otono me dá de lleno en la cara, tanto que me obliga a ponerme de lado, para al mismo tiempo conseguir disfrutarlo, pero también evitar
que me haga daño. Un sentimiento de felicidad me llena completamente el
espíritu, un centellazo pleno, tan corto, tan intenso, que solamente duró el tiempo en que caí en cuenta que estoy
parada en la misma posición, sosteniendo una maleta y hasta estoy vestida de la
misma manera (un abrigo largo, gris a cuadros), que aquella mujer que aparecía
en la cubierta del libro que Rosseta me regaló, ahh Rosseta...
Mi cuerpo está aún de pie en la parada
de autobús, pero mis recuerdos me trasladan immediatamente a aquel intenso verano,
el verano de Boedo, el verano del Tango y la Milonga en Buenos Aires. Si pienso
bien, ya hacen más de diez anos que yo conocí a Rosseta, la mujer más
extraordinariamente hermosa, que yo habría de conocer en mi vida, hasta ahora. Ella
acababa de llegar de la Costa Sud de Francia,
de un pueblito cerca de Cannes, donde había nacido y yo, ése año por segunda
vez había postulado, y por igual vez había sido rechazada, para acceder a una
beca en una especialidad médica, que en ésos entonces me apasionaba: la infectología,
justamente en un hospital de ésa región.
El hecho de ésa simple conección y también el que yo hablaba, en aquel entonces, fluídamente francés, hicieron que instantáneamente nos hiciéramos inseparables.
Continuará